Breve reflexión sobre la fotografía callejera.

15 gennaio 2013 - Opinión - Commento -

A menudo pienso que lo que mas daño ha hecho a la fotografía callejera es la imagen que se vá dando del fotógrafo lucrándose con las imágenes que obtiene. Por mi experiencia, esto es una gran falacia, pero creo que esto requiere una reflexión profunda por nuestra parte, sobre todo, al respecto del daño que nos hacemos como colectivo. Antes, un fotógrafo contaba historias, retrataba el mundo que iba descubriendo. Ahora todo son firmas, egos e intentos de vender incluso lo que pertenece a otras personas. Ahora no se coge un avión a Tailandia, Bombay o Ciudad del Cabo para descubrir mundo, sino para traerse material con el que vender lo suficiente como para pasar el año.

Lejos de la fotografía profesional de viajes y cultural... ¿Que fué del homenaje a la vida de Adams, Capa, Catalá Roca, Eisenstaedt y tantos otros? ¿Que fué de fotografiar por placer, por compartir y aprender de otras historias? Y ya puestos... ¿por qué el hecho de tener una cámara y hacer fotografías debería justificar a alguien atropellar la vida de otras personas? Tendría que haber otros motivos mas profundos que nos justifiquen el tomar una instantánea que el mero hecho de tener un aparato en las manos que pueda hacerlo.


Las personas que invertimos algo de nuestros recursos en la fotografía, somos unos peronajes singulares, ciertamente. Salimos a la calle cargados, volvemos de los viajes con mas material que reporteros de la BBC y tratamos, de manera más o menos afortunada de justificar nuestra pasión a ojos de los demás. Pero realmente, lo que hacemos a menudo es trasnmitir la idea de que estamos "trabajando" u obteniendo unos beneficios que no siempre son reales. Cuando me voy de viaje a Tánger por ejemplo, a un concurso de belleza, mas allá de las luces del escenario, las miradas de las participantes, las sonrisas de las ganadoras y las obligatorias fotografías documentales y destinadas al patrocinio, también tengo la oportunidad de recorrer la ciudad y ampliar mi extenso trabajo personal.

Cuando hago esto, no tengo en mente la publicación de ningún reportaje, ni el deseo de hacer una colección de postales o demás. Tampoco pienso en libros o planifico futuras exposiciones. No. Disfruto de mi fotografía sin complicaciones porque para eso tengo mi cámara. Me apasiona esta mirada, pues hablo con la persona un rato y le pregunto si me deja tomarla. ¿Me gustan esos chicos jugando al fútbol? Les dedico unos minutos y trato de sacar alguna instantánea que refleje su alegría. Cuando una calle me sobrecoje, procuro mostrar lo opresivo de sus paredes. Siempre pienso en estos momentos más en la vida que tengo alrededor que en lo bién o mal que será recibido mi trabajo. Y lo disfruto con pasión.

Eso es lo que mis fotografías tratan de transmitir, nada más. La vida es para vivirla, y ojalá pudieseis estar aquí para compartir este momento y lugar en concreto, porque realmente vale la pena. Y por eso, precisamente pore eso, lo imortalizo con la cámara. Este es mi trabajo personal, fotografiar "mis" momentos. Mi otro trabajo empieza cuando alguien aprecia tanto lo que hago que desea que sea yo quien imortalice alguno de "sus" momentos. Ese es el trabajo al que se pone precio y, por supuesto, se desarrolla en otros términos.


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