Uno de mis libros favoritos de los últimos tiempos en cuanto a fotografía se refiere es este que os traigo hoy. VOGUE: The Editor´s Eye. Como muchos sabreis, llegué a la moda prácticamente de rebote, y tuve que adaptarme muy rápidamente al lenguaje que se habla en estos lares. Sin embargo, nunca me he sentido perdido porque tengo un libro.

Esta es una frase muy mía, la verdad. Siempre he buscado en las estanterías la inspiración para todo lo que he hecho en la vida. Es cierto que la práctica, la repetición, la corrección, son elementos imprescindibles del aprendizaje pero antes de nada, hay que ver como se hace. En mi caso, tengo una extensa biblioteca llena de referencias visuales y de pequeñas joyas que me han servido muchísimo para crecer, también en este mundo de la fotografía de moda.

Una de mis principales referencias es este librlo, VOGUE: The editor´s Eye. No porque salgan excepcionales trabajos fotográficos en él, ni porque me sienta muy inclinado a copiarlos, sino porque me da algo que es muchísmo mas importante que todo eso. Me muestra el punto de vista de la persona que ha elegido una foto concreta por encima de otras. Me enseña lo que tiene una imagen de especial para destacar sobre el resto.

A menudo se ven los trabajos técnicamente perfectos de fotógrafos que realmente no me dicen nada. Sí, un caballo. Que bonito. Un atardecer, precioso. Una modelo, fascinante. Una panorámica del cielo, sí, claro. Pero no veo absolutamente nada del fotógrafo en todo ese trabajo. El fotógrafo hace lo que debe, ilumina con corrección, edita hasta el hastío pero no aporta nada de sí mismo. Y me aburro. Yo deseo más, aspiro a más, y trabajo por más. Hay que buscar el equilibrio entre personalidad y tendencias. Y en este camino en concreto en la vida, me gusta tener como referencias a profesionales que saben dar más sin dejar de ser ellos mismos.